El Gran Noroña en la Unison
Agosto 26, 2012
Por Alejandro Valenzuela
El mismo Gerardo Fernández Noroña de siempre, dicharachero, echado para adelante, cercanísimo a la gente, llegó a las escalinatas de la rectoría de la Universidad de Sonora, tomó el micrófono y se le fue encima al Rector Heriberto Grijalva porque, según esto, no le habían querido prestar a los organizadores de la visita un espacio apropiado para recibir al aun diputado de izquierda. Entre la nutrida multitud que a pesar del tremendo calor se congregó allí para oír al visitante, no había puros radicales, como Noroña. No. Había también gente de la administración universitaria que bajaron de sus oficinas atraídos por la fama del así llamado por sí mismo “luchador social”. Como allí andaba un nutrido equipo del Vícam Switch, mientras uno platicaba con Pepe Peralta Montoya, el responsable de comunicación social de la Rectoría, otro le preguntaba sobre el asunto a Sergio Barraza, ex secretario general del STAUS y actual secretario de trabajo y conflictos. Barraza luego luego informó que no les habían querido prestar un espacio apropiado, sugiriendo que la Rectoría tenía especial interés en estorbar la visita de Noroña. Pepe Peralta nos dijo, en cambio, que no habían hecho los trámites oportunamente y que habiéndose descompuesto la refrigeración en la Emiliana de Zubeldía, era muy peligroso usarlo por las altas temperaturas que se alcanzan en ese recinto. Dijo también que cuando pidieron el centro de las artes éste ya estaba comprometido para otro evento a esa misma hora. Un profesor de física (anti-lopezobradorista él, hay que decirlo para que su dicho quede matizado) dijo que el organizador había pedido el auditorio de física como si fuera para una clase y que hasta después se supo que era para recibir el líder social. En resumen, un desastre… Nosotros, tendientes a la ponderación y a la mesura, creemos que las cosas no son para tanto porque nada gana el Rector negándole el espacio a alguien para que diga lo que quiera y los seguidores de la izquierda deberían de usar sus fuerzas en tareas de mayor calado en lugar de andar denostando gente que a lo mejor ni siquiera se enteró de la visita. Pero al margen de esos pequeños detalles (salió mejor en las escalinatas de la rectoría porque así se mostró cómo la gente es capaz de reunirse en condiciones adversas a pesar de las represiones, prohibiciones y estorbos en general), Noroña se fue al grano de una manera muy redundante, todo para complacer al prendido auditorio. Primero se echó unas cuantas anécdotas para mostrar cómo él sí se enfrentaba a los espurios poderes de la federación. Dijo que en los retenes del ejército él jamás se deja revisar y que incluso se enfrenta gallardamente a los militares. La mayoría de los presentes le celebró la valentía, pero unos pocos, muy pocos, comentaron que siendo diputado es muy fácil engallarse ante cualquiera. El sagaz orador quizá olfateó esa crítica y dijo que cuando se pelea en los retenes jamás dice que es diputado. “Pues sí”, dijo un hombre de mediana edad, bajito y regordete que estaba a nuestro lado, “puedes decir lo que quieras porque cuando el soldado levante el arma para darte un culatazo en las costillas, a güevo que dices que eres diputado”. Esas eras críticas aisladas y dichas casi en secreto, como susurros porque el auditorio celebraba ruidosamente las anécdotas al diputado. Estaba tan armoniosa la cosa entre líder y seguidores que los “sí”, “sí” aislados, uno aquí y otro allá, le parecieron al Tosalcawi como exclamaciones de la gente en las iglesias del sur de los Estados Unidos donde se canta gospel y la mayoría son negros. Esas exclamaciones provenientes de un auditorio muy joven se debieron a que el personaje dice las cosas como no las suele decir la hipócrita, timorata y torcida clase política mexicana. Se puede decir que Noroña convence porque dice las cosas con sencillez. Por ejemplo, dijo que su madre, enojada porque a pesar de la educación que le dio, le había salido rebelde, mal vestido, irreverente, ateo y para acabarla de amolar comunista. Mira madre, dice Noroña que le dijo, eso nomás quiere decir lo siguiente y tú me dirás si estás de acuerdo o en contra: justicia social (sí, exclamó la madre); educación para todos (sí); libertad y progreso para todos (sí); salud para todos (sí). “Pues de eso se trata, madre” –dice que le dijo y que allí la dejó convencida. Por eso, cuando planteó su propuesta de resistencia civil pacífica y su impulso a un nuevo partido auténticamente de izquierda, fue ovacionado con mucha enjundia. Especialmente su propuesta de resistencia civil que consiste, dijo en que todos se queden en sus casas un día. Si no pasa nada, que la huelga de no hacer nada se haga por dos días… y así hasta que se desmorone la imposición. Uno del Vícam Switch le preguntó que si qué iban a hacer en el nuevo partido auténticamente de izquierda personajes tan sinvergüenzas como Manuel Bartlett (el perpetrador del fraude contra el Ing. Cárdenas en 1988), Manuel Camacho, acérrimo salinista de priísta se jactaba de no darle tregua a la gente de izquierda; Ricardo Monreal, priísta venido a perredista (y luego petista) luego que el salinismo le negó la gubernatura de su estado; Arturo Núñez, un antiquísimo priísta ahora sorpresivamente de izquierda y ganador de las elecciones en Tabasco. En fin tanto personaje entre siniestro y baquetón que gravita en torno del lopezobradorismo. Y se le preguntó porque dijo que el candidato del nuevo partido era y sería Andrés Manuel López Obrador. En su respuesta, el diputado derrapó un tanto gacho porque, sin mucha convicción y más bien como apagado respondió que a él tampoco se le había olvidado lo que hizo Bartlett en 1988, pero que en los últimos diez años se había portado muy bien en la defensa del petróleo… De los otros, ni una palabra. Tampoco dijo una palabra de la compra y coacción del voto llevada a cabo no sólo por PRI, sino también por el PAN y por el PRD en los lugares donde gobiernan. Allí la valentía tiene un límite porque un verdadero radical denuncia a los que tuercen la democracia, aunque sean los propios. Tampoco dijo nada sobre su militancia en el PT, partido creado por los hermanos Salinas (Carlos y Raúl) para tener influencia en la izquierda… Eso sí, se dio tiempo para darle un apachurrón a Ana Gabriela Guevara. Cuando empezó a hablar de ella, la gente pensó que la elogiaría y hasta se oyeron gritos de apoyo a la velocista, de orgullo por ser del movimiento y hasta le dieron un aplauso que se apagó cuando Noroña dijo que cuando se presenten los problemas y haya que luchar, la muy próxima senadora hará lo que sabe hacer: correr. ¡Ah que Gerardo!, seguramente recordó que la corredora oriunda de Nogales se fue pasadas las elecciones a cumplir con sus compromisos con Televisa a pesar de que esa empresa fue denunciada por el mismo López Obrador como parte de la mafia que impondrá a Peña Nieto en la presidencia… Cosas de la izquierda. Lo que sí es indudable es la enorme simpatía de Gerardo Fernández Noroña.