Se entiende el hartazgo de la mayoría de los mexicanos con los partidos políticos. En esa ira (incluso de gente que mal, mal, lo que se llama mal, no vive), se está arrasando parejo. Ahora hemos visto cómo esa gente está minando la democracia, sí, ese sistema por el que su preferencia puede llegar al gobierno, minando al árbitro. Sin bases, atenidos a leyendas urbanas de todo género, un sector ha emprendido una campaña de desprestigio contra el INE. No es solamente que se le exija a la autoridad electoral actuar con absoluta imparcialidad y profesionalismo, sino que hay incluso llamados al linchamiento. Sin evidencias, basados en actos delictivos que no son representativos, como el robo de boletas electorales, esa gente no se propone vigilar y ayudar al INE a cumplir su tarea (ayudar, a otros ciudadanos que, en realidad, tendrán a su cargo la elección), se propone linchar. Hemos leído dos mensajes que están circulando en las redes sociales, las dos en contra del INE. Una dice que, si el INE hace fraude, buscarán a los consejeros en donde se escondan y los colgarán. Otro reacciona a un dicho de Lorenzo Córdova, que dice que las encuestas de las redes no tienen validez (¿y apoco alguien en su sano juicio les da validez?) y según ellos le responden: “nosotros tampoco creemos en el INE y en ti, menos. Los corruptos no tienen validez” (bueno, no así, con elegancia, aquí les hemos “vestido” la redacción). Pruebas, evidencias, elementos de análisis, nada, ninguna cosa que le dé validez y sustento a los dichos. Los mueve solamente ese deseo insano de erosionar las instituciones, cuando las instituciones necesitan de un apoyo proactivo para mejorar. Es como los partidos de futbol donde los fanáticos quieren linchar al árbitro sin pensar que sin él el partido iría a la deriva.
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Yeidckol Polevnsky dijo en un twitter reciente: “Si nos unimos los corruptos no podrán contra nosotros. Somos más…”. Nos preguntamos, un poquito estupefactos, qué quiso decir esa ínclita señora que es la mandamás formal de Morena y que antes se llamaba Citlali Ibañez. Las opciones son las siguientes:
- Corruptos unidos jamás serán vencidos
- Los corruptos no pasarán, si se unen los honestos
- Los corruptos son más
- Los honestos son más
- Ninguna de las anteriores.
Otra vez el viejo problema de la coma, esa bisagra del pensamiento, como le llamara Julio Cortazar, el genial autor de Rayuela.
La Unidad de Inteligencia (es un decir) del Vícam Switch se reunión en Vícam (en la ribera del río yaqui) e hizo un exhaustivo estudio estadístico, matemático, lógico, psicológico y sociológico, y encontró que la gente está normalmente distribuida en toda la población y, por tanto, en todos los partidos y coaliciones, como ya lo pronosticaba el gran Gauss. Así la gran mayoría de los votantes es gene normal, sin grandes apasionamientos, que han decidido votar por alguien de entre las restringidas opciones que nos dan los partidos y coaliciones existentes. Hay un pequeño grupo (ubicado en una de las colas de la campana de Gauss) que son partidarios de alguno, pero que razonan sus argumentos y que están dispuestos a reconocer errores en el campo de sus preferencias; y hay también (en la otra cola de la campana) esa gente estrambótica llamada los chairos (gente inculta, aunque tenga escolaridad, que insulta, ofende, difunde medias verdades o mentiras completas, que defiende una disque causa o a un personaje y no oye ni entiende razones andando en la borrachera electoral, aunque la realidad se les restregué en el rostro), que proviene de todos los partidos y a la que si le dices “es mediodía” te responden: “Meade”, “Amlo”, “Anaya”, “Bronco”, y luego te insultan llamándote ignorante, cómplice o traidor a la patria.