Se entiende el hartazgo de la mayoría de los mexicanos con los partidos políticos. En esa ira (incluso de gente que mal, mal, lo que se llama mal, no vive), se está arrasando parejo. Ahora hemos visto cómo esa gente está minando la democracia, sí, ese sistema por el que su preferencia puede llegar al gobierno, minando al árbitro. Sin bases, atenidos a leyendas urbanas de todo género, un sector ha emprendido una campaña de desprestigio contra el INE. No es solamente que se le exija a la autoridad electoral actuar con absoluta imparcialidad y profesionalismo, sino que hay incluso llamados al linchamiento. Sin evidencias, basados en actos delictivos que no son representativos, como el robo de boletas electorales, esa gente no se propone vigilar y ayudar al INE a cumplir su tarea (ayudar, a otros ciudadanos que, en realidad, tendrán a su cargo la elección), se propone linchar. Hemos leído dos mensajes que están circulando en las redes sociales, las dos en contra del INE. Una dice que, si el INE hace fraude, buscarán a los consejeros en donde se escondan y los colgarán. Otro reacciona a un dicho de Lorenzo Córdova, que dice que las encuestas de las redes no tienen validez (¿y apoco alguien en su sano juicio les da validez?) y según ellos le responden: “nosotros tampoco creemos en el INE y en ti, menos. Los corruptos no tienen validez” (bueno, no así, con elegancia, aquí les hemos “vestido” la redacción). Pruebas, evidencias, elementos de análisis, nada, ninguna cosa que le dé validez y sustento a los dichos. Los mueve solamente ese deseo insano de erosionar las instituciones, cuando las instituciones necesitan de un apoyo proactivo para mejorar. Es como los partidos de futbol donde los fanáticos quieren linchar al árbitro sin pensar que sin él el partido iría a la deriva.

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