Sería una cosa maravillosa que la Cuarta Transformación ofrecida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ligara de una manera muy estrecha a la Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial.

La cuarta transformación busca (creo yo) la reconstrucción de la nación mexicana, que se expresaría, en resumen, en la reconstrucción del estado de derecho (fin a la impunidad, la corrupción, el crimen organizado para dar lugar a la procuración de justicia y a la pacificación), el fin de la pobreza y el desarrollo económico-social. Esperamos que esa nueva revolución se exprese en una nueva cultura nacional que se base en lo mejor de la que tenemos y el abandono de los peores aspectos de la mexicanidad.

La industria 4.0 se refiere a la cuarta revolución industrial que está dando paso a la fabricación avanzada que integra sistemas digitalizados de producción conectados en toda la cadena de suministro para generar productos de manera más rápida, barata, confiable y de forma personalizada. Ese tipo de industria se basa en la deslocalización de la producción, el internet de las cosas, el big data, la híperconectividad, la nube digital, la robótica, la industrialización virtual, el uso eficiente y sustentable de la energía, la manufactura inteligente, y, en general, el uso de la inteligencia artificial que se concretaría en el desarrollo de ciudades inteligentes.

El logro de esos objetivos depende de la reorganización del gasto para concentrarlo en las prioridades: primera, atención integral de la niñez (como ya lo propusimos aquí); segunda, reconstrucción del estado de derecho, facilidades para la creación de empleo (reducción de trámites, estímulos fiscales e infraestructura productiva), y tercera, la creación de infraestructura urbana y científica.

El apoyo a los ninis, a los jóvenes, a los viejos… y a todos los grupos considerados vulnerables, solo les da un alivio a esos grupos, pero la dispersión de los recursos, que son escasos, sólo garantiza la perpetuación de esas desventajas.

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