Mucha gente de las comunidades yaquis, han abordado a los miembros del comité de redacción del Vícam Switch para denunciar la intensa tala de álamos en el río yaqui. Nosotros mismos ya habíamos observado la salida de troques llenos de troncos que van, según nos informan, a las fábricas de tarimas.
Enviamos un correo electrónico a la PROFEPA y nos respondieron que el asunto estaba en trámite (no sabemos en trámite para qué) y que al expediente le habían asignado el número de ticket 923203.
El correo electrónico que nos mandaron tenía un encabezado: “que alguien de Profepa Sonora vea lo de la tala de álamos por favor…” y nosotros nos preguntamos si en la Profepa nacional no podrán comunicarse con los de Sonora y ordenarles que abran una investigación antes de que el desastre no tenga remedio.
En las comunidades yaquis se han depredado los mezquitales para hacer carbón, prácticamente se acabaron las ranas y las codornices, que fueron cazadas para venderlas en restaurantes de la ciudad, la basura inunda los caminos, los canales y los drenes, los sahuaros son tumbados para atrapar a las crías de los pericos, que ahora se venden sobre la carretera aquí en Vícam hacinados en pequeñísimas jaulas… Y ahora los álamos. Esos árboles son centenarios. Muchos de ellos tienen nombre, como el álamo Chávez, donde descansó un famoso general en los tiempos de la revolución, o los álamos de Lucas, llamado así porque estaban en el predio de un personaje de la antigüedad viqueña.
La situación económica por la que pasa mucha gente en las comunidades las hace víctimas fáciles de personas que llegan, ofrecen un poco de dinero y esas personas, las que pasan hambre, no se tientan el corazón para tumbar un álamo o prenderle fuego para que se caiga y luego pueda ser hecho troncos.
La depredación de fauna y flora en las comunidades yaquis es un asunto que tiene sin cuidado a las autoridades tradicionales yaquis, que se supone que su función es proteger lo que se tiene (además de las tradiciones), a las autoridades municipales, a las estatales y a las federales.
Todos los latrocinios mencionados, los hemos denunciado, y jamás se ha hecho algo al respecto. Por eso, además de la denuncia formal, no nos queda el único recurso de hacer un llamado a las autoridades tradicionales yaquis para que protejan el patrimonio que tanta sangre les costó conservar… Ahora hay muchas autoridades yaquis, y no nos toca a nosotros juzgar si son legítimas o ilegítimas, duales o principales. Pero alguna de tantas podría tomar medidas en este asunto y detener lo que para nosotros es un silencioso y lento, pero sistemático, exterminio de los que les legó el General Lázaro Cárdenas.
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