No sabemos si solamente a los mexicanos nos gusta el pancho, la simulación, la cosa retorcida y barroca. Dice Ricardo Monreal (para justificar la vergonzosa segunda votación para autorizar la licencia de Manuel Velasco al senado) que el hombre tiene derecho a la licencia (esa que en votación anterior le habían negado). Si los senadores y diputados tienen derecho a pedir licencia a su cargo, ¿entonces para qué hay un proceso de votación para autorizarlo? Velasco mandó a modificar la Constitución de Chiapas para poder tener dos cargos de elección popular al mismo tiempo; en el senado les dio como penita coludirse con ese entuerto; el desautorizado habló con el único que puede ser un buen desautorizador de lo ya desautorizado, y no le quedó más remedio a ese poder “independiente” que dar marcha atrás. Monreal (como antes Noroña para justificar la inclusión de Bartlett en el gabinete ampliado) tuvo que hacer maroma y teatro para justificar lo injustificable. Desde luego que, como nada es gratuito (ni todo será decencia), aun ni en la cuarta transformación de la república, el Partido Verde (esa banda de malvivientes de la política) le regala unos cuantos diputados a Morena para que complete la mayoría absoluta… Ah, que el cambio verdadero.

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