John Ackerman, el achichincle a sueldo de Andrés Manuel, va a estar en el comité que elegirá la terna para nombrar a cuatro consejeros electorales. Este sujeto, que ha tenido montones de beneficios al amparo de la 4T y de su esposa, la secretaria de la función pública (lea usted el artículo al respecto de Guillermo Sheridan: https://bit.ly/2T4dY6B), el mismo que dijo que los delincuentes que pusieron en jaque al gobierno federal en octubre pasado, son débiles porque solamente los que tienen miedo usan armas (https://bit.ly/2vmlyka) y por el cual, Jesús Silva Herzog Márquez publicó un texto crítico (https://bit.ly/2w968Qg) que hizo enojar al acomodaticio individuo, ese sujeto, pues, participará en la elección de los consejeros…
Akerman fue designado por la CNDH, lo que no extraña ya que la muy gris doña Piedra fue premiada con el puesto por su filiación al poder en un proceso muy desaseado y fraudulento. Ella fue impuesta a pesar de que abre la boca nada más para decir estulticias como aquella de preguntar si ¡había periodistas asesinados en México!
La verdad sea dicha, pues, nada diferente, aunque quieran hacerlo creer. Incluso los diablos del neoliberalismo avanzaron constituyendo el IFE que, bajo José Woldenberg y la participación de Miguel Ángel Granados Chapa y Ortiz Pinchetti, entre otros, dio un paso adelante en la democratización del país sustituyendo a la nefasta CFE (la comisión electoral de 1988) comandada por el nefasto Bartlett, ahora purificado por la santa voluntad del presidente. Con el tiempo, los partidos empezaron a repartirse el botín del INE con gusto y jolgorio, pero en lugar de avanzar hacia adelante y ser realmente diferentes como lo prometieron, agarran rumbo al pasado que tan cómodos los hace sentir.
A ellos les conviene decir que son diferentes, pero, como decía el difunto Juan Gabriel, “se parecen tanto al PRI que no pueden engañarme”.
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