Mi querido amigo el Charo (Julio Cesar) Durán dice que en eso de la crítica al presidente ya agarré monte. Quiere decir mi amigo viqueño (de Vícam) que critico a López Obrador por sistema, por todo y de todo… El respeto que me merecen mis amigos me lleva a darle una explicación de mis acciones, explicación que pongo a consideración de quien quiera tener la amabilidad de leerme.
Estoy convencido de que nuestro presidente López Obrador tiene tres adversarios verdaderos, aunque él crea que solamente tiene en su contra a los conservadores fifís y neoliberales.
EN PRIMER LUGAR, está la oposición de derecha partidaria y no partidaria. Están allí todos los que han solapado y se han beneficiado de un sistema basado en la sangre, el sudor y las lágrimas de un pueblo empobrecido y embrutecido por la pobreza que ahora, por fin, cree estar tomando revancha.
Excluyo de esa oposición a los baquetones, sinvergüenzas, malvivientes de los partidos satélites cuyo único fin es vivir del dinero público. Excluyo también a los grandes empresarios, los de mero arriba, los verdaderos dueños de México y que son ahora los “consejeros” del presidente.
EN SEGUNDO LUGAR está la verdadera izquierda: socialistas y comunistas auténticos, los liberales de verdad, los demócratas, progresistas, antiautoritarios, ecologistas, sectores feministas radicalizados, defensores de derechos humanos, ecologistas y neozapatistas defensores de los pueblos originarios, para quienes el falso ropaje progresista de la 4T es un intento desesperado por darle rostro humano al capitalismo.
EN TERCER LUGAR está un sector inesperado: los fanáticos que dicen que están con él sin más ni más, aunque carezcan no sólo de argumentos, sino hasta de ortografía, de sintaxis y hasta de un discurso estructurado. Su insana abdicación de la inteligencia y su apoyo ciego son, paradójicamente, el verdadero peligro para el presidente porque su furia, su falta de maneras, su ceguera, sus ataques sistemáticos, pueden erosionar el apoyo de los no fanatizados, que son millones. Estos fanáticos no son capaces de ver un sólo error en el líder, cosa que es, incluso, antinatural e inhumana.
El gobernante debería agradecer que haya personas que sean capaces de señalarle sus errores porque no hay nadie en el mundo exento de cometerlos, ni el presidente. Como dice un antiguo refrán de Nostrapitus, el laureado y famoso profeta de Vícam: “el mejor amigo del hombre no es el perro, sino quien devela tus yerros porque bienaventurado es el que sus errores puede ver, ya que puede enmendarlos”.
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