Ahora que veo al personal del sector salud acosado por la ignorancia y la mala fe de quienes no creen en el coronavirus, pero sí en chupacabras, en la imagen del sagrado corazón, en el trébol de cuatro hojas y hasta en el billete de dos dólares; ahora que veo a los médicos calumniados desde el poder (a pesar de los esfuerzos del Dr. Hugo López Gatell, personaje que despierta toda mi confianza), recordé un librito escrito por Paul de Kruif en 1926 titulado “Los cazadores de microbios”. Releí algunos capítulos, pero retuve el siguiente párrafo:
“Los cazadores de microbios no vacilan en jugarse la vida a cada momento por conocer aquellos seres mortíferos que los mortales no alcanzamos a ver a simple vista. En nombre de la humanidad, esas personas atrevidas desafían a la muerte, sufriendo infinidad de decepciones, teniendo que luchar a menudo por la propia existencia, y todos ellos acosados casi siempre por las dudas enervantes y las burlas groseras de sus contemporáneos”.
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