“En cuanto a lo verbal, se ha dicho ya, y todo el mundo lo sabe, que el presidente habla de continuo, sobre todos los temas y ante cualquier género de auditorio” y ha declarado “desde el comienzo que viajaría con frecuencia por todo el país”.
Sin embargo, “el presidente no está construido física y mentalmente para el diálogo, sino para el monólogo, no para conversar, sino para predicar… Está convencido que, quizá como ningún otro presidente, se desvive literalmente por hacer el bien a México y a los mexicanos. De allí salta a creer que quien critica sus procedimientos, en realidad duda o niega la bondad y la limpieza de sus intenciones”.
Tomado de Daniel Cosío Villegas (1974), El estilo personal de gobernar
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