Como ahora cualquiera puede sacar un decálogo (no nada más Moisés, que anduvo perdido cuarenta años), ahí les va el mío:
1. Si eres rencoroso, di siempre que la venganza no es lo tuyo, pero no dejes de señalar que los demás tienen la culpa de todo y di frecuentemente que te quieren tumbar usando el vil método de las elecciones.
2. Si has vivido siempre de la política, di que lo que hacen los demás es politiquería, que son golpistas, conservadores y fifís, además de culeros y malos pa’ atajar cochis.
3. Si siempre criticaste el bajo crecimiento del PIB (u otra cosa), pero llegas a ser el responsable, di que ese indicador ya no importa.
4. Si los órganos autónomos del estado te desagradan, propón a tus incondicionales, aunque confundan la gimnasia con la magnesia.
5. Si eres supersticioso y para ti el estado laico es una vacilada, habla todo el tiempo de Benito Juárez.
6. Si eres autoritario (muy parecido a Luis Echeverría), habla todo el tiempo de Francisco I. Madero.
7. Si no puedes con algún presidente extranjero sátrapa y vil, has todo lo que te ordene.
8. No te pelees con el narco, es muy poderoso y está muy enraizado en el Estado; mejor mándale besos y abrazos. También saluda a su madrecita.
9. Al pueblo dile que ya no es como antes, pero no trates de acabar con la pobreza. Mejor has como que quieres y reparte subsidios a diestra y siniestra (al cabo que el dinero no es tuyo). Eso te dará muchos votos.
10. Como nadie saldrá de la pobreza, diles que se alejen del consumismo, que la felicidad no está en los bienes materiales, que se den al espiritualismo, que se laven las manos y que coman frutas y verduras.
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