Muchos periodistas se fueron a los anexos estadísticos del informe, donde se encontraron una realidad más dura que en El País de Nunca Jamás del discurso presidencial.

Los datos de la presidencia (para lo que va del año) son: 429 masacres, 404 actos de tortura, 217 asesinatos de menores de edad, 66 feminicidios agravados, 49 intentos de linchamiento y 14 linchamientos efectivos, 42 casos de esclavitud, 23 asesinatos de políticos, 18 actos de terrorismo, 17 asesinatos de defensores de derechos, 5 asesinatos de periodistas, además de 40,863 asesinatos (que anualizados son el 9.5% más que en 2019 y 11.3% más que en 2018) y, con con el incremento de 27 mil, se alcanza la aterradora cifra de casi 75 mil desaparecidos.

Desde luego que la dinámica criminal viene del pasado y se ha convertido en una bola de nieve… Pero lo primero que un gobierno debe garantizar a la población es la seguridad. Si no puede, seguramente será sustituido por otro que se crea capaz de hacerlo… Como éste, que sustituyó a los anteriores porque no podían (y tampoco querían). Sin embargo, se ve (y no lo dudo) que es más fácil decretar un fin que alcanzarlo…

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