La entrevista que La Jornada le hizo a Andrés Manuel López Obrador es vergonzosa. Es como aquella que Televisa y TV Azteca le hicieron a Peña Nieto. Lo lamento porque, aunque he visto el deterioro de su línea editorial, sigo leyendo ese medio de comunicación porque allí escriben periodistas extraordinarios.
El primer párrafo de esa entrevista me llevó a recordar una anécdota. En una ocasión, estaba platicando con mi hermano Moisés en Vícam, cuando pasó cierto personaje, y me dice mi hermano: “Oye, ¿por qué será que a ese hijo de su rechingada madre nadie lo quiere?”. Estas equivocado, le dije, conozco por lo menos a diez personas que lo quieren. Siempre hay que matizar.
Dice La Jornada: “En contra del presidente Andrés Manuel López Obrador se han alineado las élites empresariales y políticas, partidos, medios informativos y periodistas, comentaristas, economistas, científicos y artistas, así como organizaciones internacionales… pero él es empecinado y se le ve tranquilo”.
La falsedad es hasta absurda. ¿No son los grandes empresarios aliados y asesores del presidente?; ¿No hay partidos políticos que (aunque comprados) bailan al son que les toquen en Palacio Nacional?; ¿No hay medios, periodistas, comentaristas, economistas,
científicos y artistas que lo apoyen?
Perdido el instinto periodístico, La Jornada no reparó en la verdadera nota. “Yo termino –dice López Obrador–, si así lo decide la gente, en 2024…”
O sea que, si la gente decide que se quede, ¿se queda?
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