Don Carlos Machijiz, de Bácum, llegó un día a nuestra casa vendiendo un cabrito. Cobró, prometió volver y cuando regresó traía un pollo bajo el brazo. Pero don Carlos –dijo la Gloria contrariada–, usted me vendió un cabrito. En nuestra casa, dijo don Carlos, este pollo se llama cabrito… Puso el ave en el suelo, que regresó a su casa corriendo, y don Carlos le mandó a la Gloria una tacita de azúcar como recompensa.
En la rifa del avión, el gobierno pudo haber seguido la ruta corta: 1) Se tiene un fondo de dinero; 2) se compran las medicinas y 3) se les entregan a los pobres enfermos, que son los enfermos pobres y 4) se rifa o se vende el avión.
Sin embargo, toma la ruta tortuosa. 1) Se tiene un fondo; 2) Se rifa un avión (es un decir); 3) se pagan los veinte premios con el fondo; 4) Se dice que con la rifa se comprarán las medicinas y los pobres enfermos tienen que aguantarse un año; 5) la rifa sale mal porque no cubrió ni los premios y todavía se deben 2500 millones (incluyendo multas y depreciación); 6) a los centros de salud, en vez de dinero, se les dan boletos (y no se sacan nada); 7) los pobres enfermos se quedan esperando; 8) el gobierno festeja el gran “éxito”; 9) los fanáticos celebran el genio del presidente, y 10) cuando pase la rifa, como el dinosaurio, el avión seguirá allí.
Deja un comentario